lunes, 21 de marzo de 2011

Dedicado a mi Yaya

14 febrero de 2008
Te gustaba llamarme Blanca, porque Blanca, decías, somos las dos.

Las dos Blancas, aquí estamos, pensaba cada vez que te recogía a tí y toda tu larga vida. Y cuando echábamos andar, caía en la cuenta de lo que costaba arrastrar 97 años y un bastón.

Caminábamos despacio, despacito, con cuidado de no perder en el camino el recuerdo de aquel viaje a la playa, o aquellas vacaciones con tus mejores amigos Aurelio y Teresa, o los besos de mi Yayo cada mañana antes de salir a trabajar al campo...
Con cuidado Yaya, cuida, te decía, cuando veía asomar en tu traspiés el agotamiento de tanta vida y corriendo miraba atrás para asegurarme de que nos seguían todos, de que no se nos había caído ni uno solo, ni un solo trocito de tu larga vida.
Caminábamos siempre juntas, que bien caminábamos juntas tú y yo y nuestros 58 años de diferencia.

A veces me preguntaba como pueden caber tantos recuerdos en esa cabecita.
Y es curioso, porque siempre me decías lo mismo, sólo pido que no se me vaya la cabecica y supo guardarte la promesa, que solo se fué cuando tú deciste irte con ella.

¡Qué triste es la soledad!!!, me decías, y entonces te ponías a repasar todos tus recuerdos como el niño que repasa la lista de sus juguetes.
Lo que mas me gustaba era oirte hablar de móviles, de chat, de gays... no se te resistía nada, lo único que no se actualizaba era tu cuerpo, que poco a poco se iba inclinando buscando la tierra que lo vió nacer; a mi no me gustaba nada que fueras cediendo a la llamada a gritos de la tierra, que tiraba de tí hacia abajo; pero yo confiaba en tí y en tu tesón y te decía: "ponte recta Yaya" y en dos segundos estabas como un palo. Entonces miraba desafiante a la tierra y pensaba "déjala en paz".
Tengo que decirte algo, no me gustó que te fueras sin decirme adiós, aunque bien segura estoy de que no fué culpa tuya. Y rabio y lloro porque nadie me avisó de que te estabas yendo. Segura, estoy segura de que me llamaste a gritos, y siento no haber estado allí contigo.

Quiero que sepas, que te han perdido uno de nuestros pendientes (los que te regalé y me dijiste que ya no te los quitarías nunca) y estoy muy muy cabreada y muy triste, pero recuperaré al pobre huérfano y me haré  un anillo con él para tenerte siempre conmigo.
Vaya charlas nos pegábamos tú. No te gustaba cuando sacaba mi carácter, que no es más que el pupilo del tuyo, ya lo sabíamos las dos; seguro que alguna vez pensaste, pues si que está aprendiendo bien; sin embargo, mira, ahora todos se acuerdan de tu carácter, para bien, y en vez de decir eso de "mira que tiene carácter", dicen "qué carácter tenía esa mujer!!" con exclamación y admiración.
Quiero que sepas que estoy orgullosa de tí y de tu carácter, el que te dió tanta vida y tanta valentía para seguir adelante a pesar de tantas penurias, ahora, espero no heredar, me vale con el que tengo.
Algún día volveremos a reunirnos y disfrutar juntas y reirnos de tonterías y entonces, seguro que para entonces, ya no tendré que oirte hablar de los horrorosos dolores que la maldita artrosis te causaba y sonreirás como el día que despertaste de la anestesia recién operada de la cadera y como un niño pequeño emocionada me gritabas que ya no te dolia nada, hasta entonces se que velaras mis sueños y acompañaras los pasos que siga dando en la vida.
Hasta siempre, Yaya
Descansa en paz.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Conmevedor Blanca. Gran tributo.
La rescuerdo con mucho cariño.

La BuEna viDa dijo...

Muchas gracias, de veras. Fué una gran perdida para mi, pero la llevo siempre en mi corazón y en mi recuerdo. Tú sabías muy bien lo que significaba para mi.
Un besito.